Aún duelen las zanjas
que se abren entre los ojos,
los pasos hacia atrás
los pasos hacia atrás
que te jalan de las trenzas
volteandote la cabeza.
Aún duelen los tres besos
en la mejilla,
los dedos levantados
ondeando la despedida,
el revoloteo de las caricias
jabonandote el sombrero.
Aún duelen los gallos
en la madrugada,
el esquinero con pimienta,
la sala limpia,
la noche incierta,
la frase calma,
el pecho cerrado.
Aún duelen...
Aún duelen...